No tiene artículos en su carrito de compras.
Importe: $0
No tiene artículos en su carrito de compras.
Array ( [store_id] => 1 [entity_id] => 18864 [entity_type_id] => 4 [attribute_set_id] => 9 [type_id] => simple [sku] => 9786070295379 [has_options] => 0 [required_options] => 0 [created_at] => 2021-05-26T18:39:05-05:00 [updated_at] => 2024-04-19 05:52:08 [name] => Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I [meta_title] => Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I 9786070295379 libro [meta_description] => Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I 9786070295379 libro [image] => 9786070295379.jpg [small_image] => 9786070295379.jpg [thumbnail] => 9786070295379.jpg [url_key] => historia-verdadera-de-la-conquista-de-la-nueva-espana-de-pedro-fernandez-de-pulgar-tomo-i-9786070295379-libro [url_path] => historia-verdadera-de-la-conquista-de-la-nueva-espana-de-pedro-fernandez-de-pulgar-tomo-i-9786070295379-libro.html [image_label] => Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I [small_image_label] => Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I [thumbnail_label] => Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I [author] => Medina, Rubén D. [language] => Español [number_pages] => 518 [size] => 23 x 15.5 x 3 [finished] => rústico [isxn] => 9786070295379 [weight_mb] => 0.864 [edition_data] => 1a edición, año de edición -2017- [topic] => Historia [price] => 400.0000 [weight] => 0.8640 [manufacturer] => 3187 [status] => 1 [visibility] => 4 [tax_class_id] => 2 [format] => 20 [year_edition] => 3325 [pap_provider] => 3366 [description] => He aquí una historia más de la conquista de México. Se asume —la asume su autor— como la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Y con tal título asume también su visión de la historia. Es una actitud temeraria sin duda la de adueñarse de la verdad. Sin embargo, Pedro Fernández de Pulgar, el autor del material que se presenta en estas páginas, lo hace con absoluta conciencia, por sobre las historias de primera mano como la de Hernán Cortés y la de Bernal Díaz del Castillo. Queda claro, además, que una de las dianas hacia las que dirige los dardos de su verdad es el escrito del viejo soldado castellano, con respecto al cual manotea el título, lo expropia y lo subraya. La que aquí se presenta, desde la perspectiva de su hacedor, equivale a una versión corregida y aumentada de la autenticidad. [short_description] => He aquí una historia más de la conquista de México. Se asume —la asume su autor— como la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Y con tal título asume también su visión de la historia. Es una actitud temeraria sin duda la de adueñarse de la verdad. Sin embargo, Pedro Fernández de Pulgar, el autor del material que se presenta en estas páginas, lo hace con absoluta conciencia, por sobre las historias de primera mano como la de Hernán Cortés y la de Bernal Díaz del Castillo. Queda claro, además, que una de las dianas hacia las que dirige los dardos de su verdad es el escrito del viejo soldado castellano, con respecto al cual manotea el título, lo expropia y lo subraya. La que aquí se presenta, desde la perspectiva de su hacedor, equivale a una versión corregida y aumentada de la autenticidad. [meta_keyword] => Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I, Historia, Facultad de Estudios Superiores Acatlán [author_bio] =>Medina, Rubén D.
Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Maestría y el Doctorado en Letras Mexicanas en la misma casa de estudio. Es profesor de carrera titular “C” de Tiempo Completo en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Ha dedicado sus estudios a la literatura mexicana y la crónica de la conquista.
[free_reading] => Prólogo He aquí una historia más de la conquista de México. Se asume -la asume su autor- como la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Y con tal título asume también su visión de la historia. Es una actitud temeraria sin duda la de adueñarse de la verdad. Sin embargo, Pedro Fernández de Pulgar (Medina de Rioseco, 1620' - Madrid, 1697), el autor del material que presento en estas páginas, lo hace con absoluta consciencia, por sobre las historias de primera mano como la de Hernán Cortés y la de Bernal Díaz del Castillo. Queda claro, además, que una de las dianas hacia las que dirige los dardos de su verdad es el escrito del viejo soldado castellano, con respecto al cual manotea el título, lo expropia y lo subraya. La que aquí se presenta, desde la perspectiva de su hacedor, equivale a una versión corregida y aumentada de la autenticidad. Hay otra historia que acaso le interesa corregir con más vehemencia, la Historia de la conquista de Méjico de Antonio de Solís (Alcalá de Henares, 1610 - Madrid, 1686). Sucesor inmediato de éste en el cargo de Cronista Mayor de Indias (desde 1686 hasta el final de sus días), Fernández de Pulgar desliza, por aquí y por allá en su Historia verdadera, críticas contra la reconstrucción de la conquista escrita por Solís. Los motivos de tal acrimonia parecen delatarse solos; al menos, en parte. Heredar el nombramiento obliga al heredero a mejorar la hacienda. Y la figura de Antonio de Solís era en sus días muy ilustre. Prosista reconocido, historiador que se atreve con el pasaje de la conquista de México en forma mesurada y, en lo posible, objetiva, dramaturgo amigo y colaborador de Pedro Calderón de la Barca (con quien traduce El pastor de Fido de Giovanni Guarini) y aun poeta conocedor del oficio, representaba un desafío de mucho peso para su sucesor. Se defiende Fernández como gato boca arriba. Como prosista y como historiador parecería perder el desafío. La prosa de Solís es mucho más cuidada y rica, y su visión histórica más panorámica, más generosa y más informada (de la información hablaremos luego). Véase como ejemplo este detalle de ambas historias, centrado en el conocido y terrible pasaje de la matanza de Cholula. Antonio de Solís lo narra así: Aseguradas las espaldas con el estrago de aquellos enemigos encubiertos, se hizo la seña para que se moviesen los tlascaltecas; avanzó poco a poco el ejército por la calle principal, dejando en el cuartel la guardia que pareció necesaria. Echáronse delante algunos de los zempoales que fuesen descubriendo las zanjas [aquellas que habían preparado como trampas para los jinetes] porque no peligrasen los caballos. No estaban descuidados entonces los de Cholula, que hallándose ya empeñados en la guerra descubierta, convocaron el resto de los mejicanos, y unidos en una gran plaza donde había tres o cuatro adoratorios, pusieron en lo alto de sus atrios y torres parte de su gente, y los demás se dividieron en diferentes escuadrones para cerrar con los españoles. Pero al mismo tiempo que desembocó en la plaza el ejército de Cortés y se dio una parte y otra la primera carga, cerró por la retaguardia con los enemigos el trozo de Tlascala, cuyo inopinado accidente los puso en tanto pavor y desconcierto, que ni pudieron huir, ni supieron defenderse, y sólo se hallaba más embarazo que oposición en algunas tropas descaminadas que andaban de un peligro en otro con poca o ninguna elección; gente sin consejo que acometía para escapar, y las más veces daban el pecho sin acordarse de las manos. Murieron muchos en este género de combates repetidos, pero el mayor número escapó a los adoratorios en cuyas gradas y terrados se descubrió una multitud de hombres armados que ocupaban más que guarnecían las eminencias de aquellos grandes edificios. Encargáronse de su defensa los mejicanos, pero se hallaban ya tan embarazados y oprimidos, que apenas pudieron resolverse para darles algunas flechas al viento. Acercóse con su ejército Hernán Cortés al mayor de los adoratorios, y mandó a sus intérpretes que levantando la voz ofreciesen buen pasaje a los que voluntariamente bajasen a rendirse; cuya diligencia se repitió con segundo y tercer requerimiento, y viendo que ninguno se movía ordenó que se pusiese fuego a los torreones del mismo adoratorio, lo cual asientan que llegó a ejecutarse, y que perecieron muchos al rigor del incendio y la ruina. No parece fácil que se pudiese introducir la llama en aquellos altos edificios sin abrir primero el paso de las gradas, si ya no lo consiguió Hernán Cortés, valiéndose de las flechas encendidas con que arrojaban los indios a larga distancia sus fuegos artificiales. Pero nada bastó para desalojar al enemigo hasta que se abrevió el asalto por el camino que abrió la artillería, y se observó dignamente que solo uno de tantos como fueron deshechos en este adoratorio se rindió voluntariamente a la merced de los españoles, ¡notable seria de su obstinación! Hízose la misma diligencia en los demás adoratorios, y después se corrió la ciudad que a breve rato quedó enteramente despoblada, y cesó por falta de enemigos. Los tlascaltecas se desmandaron con algún exceso en el pillaje, y costó su dificultad el recogerlos; hicieron muchos prisioneros; cargaron de ropas y mercaderías de valor, y particularmente se cebaron en los almacenes de la sal, de cuya provisión remitieron luego algunas cargas a su ciudad, atendiendo la necesidad de su patria en el mismo calor de su codicia. Quedaron muertos en las calles, templos y casas fuertes más de seis mil hombres entre naturales y mejicanos. Facción bien ordenada y conseguida sin alguna pérdida de los nuestros, que en la verdad tuvo más de castigo que de victoria. Fernández de Pulgar lo reconstruye de esta manera: Mandó Fernando Cortés dar la señal, disparando el tiro. Salieron los soldados. Cogieron los ciudadanos, muy sobresaltados y turbados, como los que tal no esperaban, sino coger a los castellanos desprevenidos. Hicieron poca resistencia al principio, aunque estaban armados y tenían las calles cogidas. Más después acometieron con varonil ánimo. Fue mayor el de los castellanos, pues mataron casi 6,000 personas, sin tocar a niños y mujeres, porque así lo había ordenado Fernando Cortés. [...] Con esta vana y ciega confianza, se comenzó la pelea sin hacer mucha resistencia. Y estando en lo más fuerte de ella, y viendo los cholultecas el daño que recibían y que no se podían librar de las manos de sus enemigos, pusieron por obra su abuso y descostraron la mayor parte de las paredes del suntuosísimo templo. Pero no salió agua, como ellos pensaban. Y turbados de este engaño o desengaño, y viéndose matar sin remedio, comenzaron a combatir con gran fuerza. Pero no les aprovechó cosa alguna, por ser mucho lo que les afligía la artillería contraria y la priesa de las ballestas. Y así estando vencedores los españoles, quemaron todas las casas y torres que se resistían. Era la grita de los indios y enemigos tan grande, que nunca se vio tal confusión. Aumentábase por los muchos cuerpos muertos, y no la causaban menos los incendios. Los tlaxcaltecas andaban solicitos y orgullosos en la pelea. Y como los nuestros al acometer dijeron "Santiago", ellos también lo decían, y de este modo peleaban. Y desde allí les queda que hoy día, en hallándose estos tlaxcaltecas en algún trabajo, llaman y apellidan a Santiago. Subiéronse a la torre del templo mayor muchos caballeros y sacerdotes, defendíanse y hacían daño. Ofreciéronles las vidas si se daban; solo uno aceptó el partido, y fue bien recibido. A los otros pusieron fuego, por lo cual muchos de los que se habían subido a la torre se arrojaron de ella, con audacia y osadía, y se dejaron venir abajo de cabeza porque así lo tenían de muy antigua costumbre, por ser indómitos y contumaces y de cerviz muy dura; teniendo por blasón morir muerte contraria a las demás naciones, arrojándose de cabeza. Finalmente estos desventurados, no queriendo aceptar el partido de Cortés y de sus capitanes, se despeñaron y mataron muchos. Otros, que no se arrojaron a morir en este precipicio, murieron quemados en el mismo templo por el fuego que los nuestros habían puesto. Andaban los ballesteros tirando a los que con el temor se habían subido a los árboles del patio del templo mayor para salvarse, y era de notar cómo los sacerdotes se quejaban de sus dioses, lamentando lo mal que los defendían. Y uno en particular, en lo más alto del templo, decía: "Tlaxcala, ahora vengas tu corazón. Y otro día Motezuma vengará el suyo." [...] Saqueóse mucha parte de la ciudad. Tomaron los castellanos el oro y pluma, aunque fue poca. Y los indios la ropa y la sal, que fue para ellos de gran regalo y contento. Fue grande la confusión de esta batalla, pero los tlaxcaltecas por no morir entre los enemigos usaron de una señal, que fue llevar en las cabezas unas guirnaldas de esparto para ser conocidos. Y si no fuera así se mataran unos a otros. Ambas, en efecto, son reconstrucciones de lo leído y, acaso, de lo escuchado. Pese a ello, la claridad de Solís sobresale a la luz del escrito de Fernández de Pulgar. Tal claridad es, además del orden de los razonamientos, evidencia de un mayor dominio de la lengua y de los recursos propios de la crónica. [group_price] => Array ( ) [group_price_changed] => 0 [media_gallery] => Array ( [images] => Array ( ) [values] => Array ( ) ) [tier_price] => Array ( ) [tier_price_changed] => 0 [stock_item (Mage_CatalogInventory_Model_Stock_Item)] => Array ( [item_id] => 4913844 [product_id] => 18864 [stock_id] => 1 [qty] => 25.0000 [min_qty] => 0.0000 [use_config_min_qty] => 1 [is_qty_decimal] => 0 [backorders] => 0 [use_config_backorders] => 1 [min_sale_qty] => 1.0000 [use_config_min_sale_qty] => 1 [max_sale_qty] => 0.0000 [use_config_max_sale_qty] => 1 [is_in_stock] => 1 [use_config_notify_stock_qty] => 1 [manage_stock] => 1 [use_config_manage_stock] => 1 [stock_status_changed_auto] => 0 [use_config_qty_increments] => 1 [qty_increments] => 0.0000 [use_config_enable_qty_inc] => 1 [enable_qty_increments] => 0 [is_decimal_divided] => 0 [type_id] => simple [stock_status_changed_automatically] => 0 [use_config_enable_qty_increments] => 1 [product_name] => Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I [store_id] => 1 [product_type_id] => simple [product_status_changed] => 1 ) [is_in_stock] => 1 [is_salable] => 1 [website_ids] => Array ( [0] => 1 ) [request_path] => historia-verdadera-de-la-conquista-de-la-nueva-espana-de-pedro-fernandez-de-pulgar-tomo-i-9786070295379-libro.html [url] => http://www.libros.unam.mx/historia-verdadera-de-la-conquista-de-la-nueva-espana-de-pedro-fernandez-de-pulgar-tomo-i-9786070295379-libro.html [final_price] => 280.0000 ) 1
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Pedro Fernández de Pulgar. Tomo I
MXN
$400
0