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Profesor de asignatura "B", en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, en donde se tituló como licenciado. Sus vínculos profesionales con diversas instituciones académicas y del Estado le han dado la posibilidad de compartir orientaciones a sus estudiantes y egresados, muchos de los cuales han destacado en ámbitos públicos y privados.
[toc] => Primera parte
Ha recibido numerosos reconocimientos, como el Premio Nacional de Periodistas en 1992, que otorga la Asociación Nacional de Periodistas de México; recibió la medalla de oro y diploma "Al Mérito Universitario", otorgada por la Universidad Nacional Autónoma de México en tres ocasiones (1984, 1993 y 2008), por sus 25, 35 y 50 años de docencia respectivamente; el 18 de marzo de este año recibió un singular homenaje de la comunidad de la Facultad de Economía por su entrañable labor docente.
El entorno. Retrato de la Europa de una época 13
1.1 Veinte arios de crisis 35
1.1.1 Los extremos se tocan 35
1.1.2 La situación de "entre guerras" 41
1.1.3 Los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial 44
1.2 ¿Y todo por causa del Tratado de Versalles? 53
1.2.1 Una tragicomedia de equivocaciones 53
1.2.2 Europa después del Tratado de Versalles 57
1.2.3 Si no fue, realmente, el Tratado de Versalles la causa, ¿cuál fue, entonces? 67
1.2.3.1 Cómo sucedieron los hechos 68
1.2.3.2 La gran decisión final 69
1.2.3.3 Los prolegómenos ulteriores 71
1.2.3.4 ¿E Italia? 72
1.3 La gran solución, una tercera vía, el fascismo 74
1.3.1 El fascismo, la justificación de los medios 74
1.3.2 Genealogía e historia del fascismo italiano 76
1.3.2.1 Sus orígenes y razón de ser. Antecedentes. El totalitarismo 76
1.3.2.2 Conformación, expansión y consecuencias 80
1.3.2.3 Otros puntos de vista 89
1.3.2.4 La interpretación posterior del fascismo 102
1.3.2.5 La demagogia fascista 115
1.4 Evolución histórica del fascismo italiano (1920-1945) 117
1.4.1 Primera etapa (1920-1922) 118
1.4.2 Segunda etapa (1922-1925) 119
1.4.3 Tercera etapa (1925-1935) 121
1.4.4 Cuarta etapa (1935-1943) 123
1.4.5 Análisis del régimen fascista 125
1.4.6 El fascismo en su contexto real 129
1.4.7 Sus interpretaciones 133
1.4.8 Aspectos evaluatorios del fascismo 139
Segunda parte
La lucha antifascista. Decisión y conciencia 147
2.1 Causas mediatas e inmediatas 147
2.2 Situación crítica de la democracia liberal 148
2.3 La crisis del liberalismo 149
2.4 Surgimiento y desarrollo del liberalismo, del marxismo y del socialismo en Italia 151
2.5 El caso de Italia 154
2.6 La Italia de la primera posguerra mundial 158
2.7 La oposición se abre de capa 161
2.8 La oposición externa 163
2.9 Sus antecedentes históricos 164
2.10 Una resistencia silenciosa 166
2.11 Los rostros ocultos del antifascismo 170
2.12 Eclosión, movilidad y desarrollo revolucionario 171
2.13 Las opciones políticas 174
2.14 Cambian las reglas del juego político 175
2.15 Preámbulo 181
2.16 La resistencia armada 184
2.17 La oposición abierta 197
2.18 El gran final: Italia dividida 203
Tercera parte
El personaje. Documentación de una vida 211
3.1 Los orígenes de Francisco Frola 211
3.2 Su formación intelectual y trayectoria política 212
3.3 Su presencia en México 214
3.4 Su desempeño docente y su actuación en la entonces Escuela Nacional de Economía 218
3.5 Su obra 228
3.6 Conclusiones 245
3.7 Epílogo 251
3.8 Cronología 276
Bibliografía de Francisco Frola 281
Bibliohemerografía general 282 [free_reading] => Primera parte EL ENTORNO. RETRATO DE LA EUROPA DE UNA ÉPOCA Vamos a intentar llevar a cabo un ensayo de interpretación del pensamiento político y económico de un personaje de origen italiano, que vino a México como exiliado político en los finales del período entre guerras (1919-1939), que fue el Dr. Francisco Frola, que además ostentaba un título nobiliario de Conde, por lo que se hacía llamar Conde Frola. El caso de Frola resulta interesante porque su presencia, como la de otros exiliados políticos venidos de Europa en esos años, fue debido a diferencias políticas con los paradigmas ideológicos entonces prevalecientes -socialismo soviético, mejor dicho estalinismo-; nacional-socialismo y fascismo; lo cual le obligó a buscar exilio en México para emprender o proseguir la lucha de oposición desde estas latitudes. El período de entre guerras -a finales de la década de los años veinte y principios de los treinta del siglo pasado-, vienen a México: Alfons Goldsmidt, Fritz Bach, Francisco Frola, Lazlo Randvanyi, y más tarde Enrique Semo y Ugo Pipitoni; bajo otras circunstancias. Estos seis personajes, especialistas de alto nivel de sus respectivas disciplinas, formarían parte del cuerpo docente de la ahora Facultad de Economía de la Universidad Nacional, en donde dejaron su respectiva impronta. También se les puede considerar como un grupo de docentes europeos de habla no hispana, pues Goldsmidt fue alemán, Bach, suizo; Frola, Italiano; Semo, búlgaro y Pipitoni, también italiano. Sin embargo, el exiliado más famoso en estos tiempos fue León Trotsky, que viene a México precisamente en 1938. Después vendrían otras corrientes migratorias, una de ellas, la de los republicanos españoles, de los cuales varios de ellos también sirvieron la docencia en la ahora Facultad de Economía, y en la década de 1970, la corriente de exiliados sudamericanos, que de la misma manera participaron en el ejercicio académico en la citada institución. Por tanto, en el transcurso del período de entre guerras, se van sucediendo acontecimientos trascendentes que influirían en los reordenamientos políticos y económicos de la sociedad en general, y que tendrán su máxima expresión con el impacto de la segunda guerra mundial (1939-1945) y después con la posguerra, especialmente con la guerra fría que traería como consecuencia la integración de la fisonomía que singularizaría a la pasada centuria. Ciertamente, el surgimiento, desarrollo y expansión de ideologías y políticas controvertidas en las primeras décadas del siglo xx, causaron reacciones encontradas entre varios grupos de representantes de los países europeos donde surgieron, como la Italia con Mussolini y el fascismo, Adolfo Hitler con el nacionalsocialismo en Alemania, y también el modelo socialista estalinista tuvo fervientes opositores, como lo fue León Trotsky, el más conocido de todos ellos. En esta pléyade de ideólogos disidentes, está, decíamos, el caso del italiano Francisco Frola, cuyas actividades políticas las relata en su libro "Recuerdos de un antifascista, 1925-1398" publicado por la Editorial México Nuevo en el año de 1939, y que ahora es un documento difícil de encontrar y que nos da la pauta para conocer parte de la trayectoria de este personaje. Precisamente, en febrero de 1938, llega a México en compañía de su esposa Germana y de su pequeño hijo Luis Enrique, procedente de Río de Janeiro en donde había permanecido un tiempo, invitado por el Gobierno del Presidente Cárdenas a efecto de que, en un clima de libertad, pudiera dedicarse a su proselitismo político antifascista; dictar conferencias; escribir en los periódicos, frecuentar la vida social del México de entonces, y en especial, impartir clases en la Universidad Nacional, a la que se incorpora desde luego, la Escuela Nacional de Economía, situada por esas fechas en las calles de República de Cuba núm. 92 en el ahora llamado Centro Histórico. Allí se hizo cargo de la clase de Cooperativismo y de la de Doctrinas Políticas. Después de muchas persecuciones y peripecias que pasó en Sao Paolo, encontró en México un ambiente propio para reordenar sus ideas, y así, tendrá tiempo para escribir un libro "Recuerdos de un antifascista (1925-1938), que publica en nuestro país. A reserva de volver más adelante a ocuparnos de este libro de Frola, lo citamos en primer término, porque fue el testimonio fundamental que originó las peripecias políticas de Frola, y el inicio de su éxodo casi mundial, porque la edición castellana está precedida, ya lo decíamos, por un prólogo de Mario Sousa, que lo conoció y trató, pues cuando Frola llega a México a impartir clases en la Escuela Nacional de Economía, Sousa era el director del plantel. En dicho prólogo Sousa traza una semblanza magistral de este interesante, y controvertido personaje de esos tiempos tan difíciles para todo el mundo, que encontró en México un clima adecuado para desarrollar libremente sus actividades proselitistas. Francisco Frola, dice Sousa, tiene una historia ejemplar como uno de los representantes del movimiento revolucionario no solamente en Italia, su país de origen, sino en todo el mundo, ya que sus actividades fueron más allá de las fronteras de su patria. Hijo de familia noble y rica, asumió la defensa de los trabajadores desde los primeros momentos de su lucha social. Al sobrevenir la guerra combatió en Italia y en Macedonia, conquistando altas condecoraciones por su valón Terminada la guerra y planteados todos los problemas de la paz en Versalles, Italia tuvo que afrontar una situación difícil, especialmente para las clases trabajadoras por lo que el socialista Frola reanuda sus actividades y es elegido diputado por la ciudad de Turín, teniendo funciones importantísimas en el parlamento Italiano, como en el de dicha ciudad. Por muchos años, Frola fue uno de los jefes del parlamento italiano como representante del partido socialista, distinguiéndose por su capacidad profesional y por la honestidad en sus actos políticos y privados, participando brillantemente en repetidas ocasiones en congresos internacionales, llevando la representación de los obreros de su país. Al llegar al poder Mussolini, Frola fue uno de los jefes de la resistencia, organizando grupos de resistencia proletaria, lo que evidentemente le originó el odio personal del propio Mussolini que había sido su compañero de partido antes de traicionarlo. Por tanto, la trayectoria de Frola, durante su estancia en México (1938-1945), fue política, con un fin precisamente determinado, emprender una lucha desde distintos puntos de América Latina, contra el régimen fascista de Benito Mussolini, y así ir ocupando enclaves estratégicas para que en el momento del derrocamiento de ese régimen, participar en la reconstrucción política de Italia, pero de una Italia fuera de todo consenso de no haber sido aliada del nazismo, y por tanto del fascismo, sino de una Italia considerada como amiga, y proclive a la integración de formas de gobierno de tipo democrático, como así sucedería, ya que la monarquía fue desplazada en los años de la posguerra y reemplazada por un modelo totalitario. Entonces, el papel desempeñado por Francisco Frola y grupos más o menos numerosos de exiliados en estas tierras, se ocuparon de influir en la lucha antifascista, tal y como se expone a lo largo de este trabajo; lucha de intelectuales progresistas y antifascistas, destaca entre ellos, la figura de Benedetto Croce, aunque en esos grupos participaron también numerosos políticos de izquierda, es decir con marcadas tendencias ideológicas socialistas, siguiendo el modelo estalinista y también militaban varios trotskistas, que en esos tiempos eran satanizados, combatidos por la misma izquierda ortodoxa, Trotzky, como se demostraría más tarde, fue inculpado debido a que con su proyecto trataba de proseguir el modelo leninista, en donde encuadraba en primer término, su tesis de la revolución permanente. De todo estos, colegimos, pues, que el protagonismo de Francisco Frola, al fin de cuentas un personaje envuelto en un halo de misterio, fue, repetimos, al menos durante su estancia en varios países de América Latina y en especial en México, luchar contra el régimen fascista, por lo que su paso por la docencia en la Universidad Nacional, fue realmente un acto circunstancial, y una tribuna para difundir sus ideas; no por algo impartió el curso de Historia de las Doctrinas políticas. De manera más general, la presencia en tierras de América Latina, y en menor escala de Estados Unidos, de corrientes de inmigrantes políticos durante el período de entre guerras (1919-1939), y después en los primeros años de la posguerra, representa el esfuerzo de esos ideólogos por oponerse a los regímenes totalitarios tan controvertidos como lo fueron el fascismo en Italia y el nacionalsocialismo en Alemania. En el fondo, tales regímenes totalitarios -la Unión Soviética lo fue en otro sentido, así como varios países de la Europa del este- el fascismo equivale a corporativismo estatista y dictatorial, pero que tiene remotos orígenes en la antigüedad egipcia y mesopotámica, aunque en el marco de una previa democracia, como suplantación de la misma, aparece en Grecia. El primer gran fascista pudo haber sido Pericles, quien concentra en sus manos todo el poder del Estado, dejando viva la aparente estructura democrática y republicana como cohonestación de su poder personal; un gran discípulo de Pericles fue Augusto, el implantador del fascismo en Roma, cuando los Idus de marzo impidieron que Julio César lo fuera como ya se había decidido. Desde entonces los regímenes fascistas han sido múltiples y variados, se encuentran en todas las épocas de la historia bajo distintas formulaciones, y desde luego el estado fascista puede ser el Vaticano; digno de admiración por su organización política como prolongación del genio político de los viejos fascistas romanos. El fascismo, es decir, el corporativismo estatal y dictatorial, no es tan malo como podría suponerse -dado el justificable desprestigio del término a la vera del nazifascismo alemán-. Grandes hombres se han consagrado bajo dicho sistema -cobijado con otros palios-, y las más brillantes épocas de la historia se le deben. Entre otras, las del Despotismo Ilustrado del siglo xvii, que no es poco decir. Lo malo es cuando un sistema tan riesgoso cae en manos que no son las de un Pericles, ni las de Octavio, ni las de Federico el Grande. Manos como las de Hitler y Mussolini, por ejemplo. Desde este punto de vista, el fascismo de Mussolini, que tanto combatió Frola y toda la pléyade de exiliados políticos, no ha desaparecido del todo en Europa, en donde el radicalismo político, los sentimientos de extrema derecha y fascismo no se han extinguido del todo, dice Jiri Pehe, analista político y director de la New York University de Praga, en un artículo publicado por La Jornada (20-01-04). Esto lo subrayo debido a que tanto los grupos pro fascistas y de extrema derecha se debilitan en Europa occidental, los partidos de este signo han resurgido omnisciente en Europa oriental, sobre todo con el éxito de los nacionalistas radicales en las elecciones efectuadas a principios de 2004. La comunidad internacional, especialmente la Unión Europea, puede ofrecer muy pocos incentivos por promover políticas moderadas en esos dos países, por ejemplo. Además, las experiencias del ruso común y corriente ha tenido del liberalismo económico y las reformas políticas desde la caída del régimen soviético han sido más bien negativas, por lo que la Rusia actual ha perdido su carácter de superpotencia mundial. Según los puntos de vista de éste analista, Jioi Pehe, denota en germen ciertos indicios de tipo neofascista o neo corporativista. Asimismo, en una nota publicada por El Financiero (01-03-02), se afirma que aún se conserva su fascinación en Italia, la era fascista, y también hay que tener presente que en Alemania, la Occidental ha habido brotes de tendencia neonazi, representada por grupos de jóvenes llamados cabezas rapadas. En una nota aparecida en el diario Excélsior, de la ciudad de México, de fecha 3 de enero del año 2002, en efecto, se hace alusión a ese fenómeno que ostenta claros visos retroactivos ya que las generaciones actuales de italianos, que solo a través de la historia o del cine, tienen noticias de lo que fue la etapa fascista, de repente se engolosinan por algo que tuvo muchos aspectos negativos y de indiscutible controversia. Asimismo se señala en dicha nota, que "no es que Mussolini ejecutado por los partisanos italianos a comienzos de 1945, alguna vez haya desaparecido de la memoria del pueblo. Pero durante años, el debate sobre los 20 años de gobierno fascista en Italia había sido exclusivo de los historiadores". Uno de esos protagonistas, en el terreno de los hechos, fue justamente Francisco Frola, el ideólogo y toda esa generación de italianos que tomó parte en esa lucha desde diversos ángulos, como lo fue en el exilio. La nota continua detallando los pormenores suscitados en ese contexto, un tanto o bastante paradójico. En un lado se colocan quienes consideraban el fascismo como el flagelo ininterrumpido: una era de marchas masivas, de paranoicas obras públicas, policía secreta y conquistas imperiales que tuvieron su clímax con la desastrosa alianza y derrota a manos de las fuerzas invasoras aliadas. Del otro lado, nuevas historias describen la cara completa del fascismo, "sus beneficios, así como sus profundos errores y su influencia sobre la gran mayoría de los italianos, empezando con el momento en que Mussolini tomó el poder, con la famosa marcha a Roma, de 1922 que solo se interrumpió con la devastación de la Segunda Guerra. Mundial..." 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