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como objeto acercar al público no especializado, pero también al académico, a conocer más sobre la escritura de Ibargüengoitia. Escrita en el marco de las conmemoraciones patrias de 1960, La conspiración vendida es una obra de equívocos, en la que el escritor nos muestra la debilidad humana, una historia patria llena de mitos. Nunca antes los personajes históricos de México habían tenido un tratamiento como el presentado en esta obra. [short_description] => Ibargüengoitia escribió, por encargo a finales de 1959, La conspiración vendida, obra de teatro con el tema de la Conspiración de Querétaro de 1810. Con esta pieza teatral, el guanajuatense inaugura un nuevo ciclo de vida para él y para la literatura mexicana. La ironía como principal argumento en su poética será el sello de la pieza que el lector podrá disfrutar ahora. El estudio de esta obra tiene
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Actualmente cursa el Doctorado en Historia en la UNAM. Y es asistente general del Seminario de investigación sobre historia y memoria nacionales, UNAM.
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Introducción 1
Capítulo I
Las conmemoraciones históricas en el México
de Adolfo López Mateos 11
1959: El año "oficial" de Carranza 12
1960: ¿Conmemoraciones o festejo? 18
Adolfo López Mateos, ¿represor? 24
Las conmemoraciones oficiales de 1960 33
Capítulo II
Ibargüengoitia vende una conspiración en el CL
aniversario de la Independencia 47
El escritor de Cuévano y la Generación del Medio Siglo 48
¿Cuándo inició Ibargüengoitia su conspiración? 56
Primera venta de la conspiración 62
Segunda venta de la conspiración 72
Capítulo III
Radiografía de una conspiración vendida 81
¿Qué es conspirar? 82
Las conspiraciones en la Nueva España 85
Las fuentes históricas de la conspiración de Querétaro 88
Jorge Ibargüengoitia: ¿"revisionista" histórico o dramaturgo? 93
Hidalgo, más allá del bronce 99
Otros personajes: los traidores y el matrimonio Domínguez 105
Consideraciones finales 141
Fuentes 147 [free_reading] => Introducción El asunto de que trata el presente libro nos ofrece la ocasión de consagrar unas líneas a las conmemoraciones patrias de 1960, las cuales fueron organizadas por el gobierno del presidente Adolfo López Mateos. Ahora bien, estas fiestas las abordaré desde la perspectiva de una obra escrita exprofeso por Jorge Ibargüengoitia. Si bien la pieza dramática inició como un trabajo por encargo a finales de 1959, el mismo Ibargüengoitia la mandó a un concurso convocado por el Departamento del Distrito Federal (DDF) quien organizaba anualmente la Feria del Libro. Ese año, por ser conmemorativo, el DDF solicitó una obra de teatro que abordara algún aspecto sobre Independencia de México o sobre Revolución Mexicana. En este mismo libro se estudia la disidencia política representada por los maestros dirigidos por Othón Salazar y los ferrocarrileros liderados por Demetrio Vallejo. La revista Política nos da un contexto del ambiente disidente de ese año conmemorativo, por esta razón se abordan los 12 primeros números de 1960, en donde cuestionan la propuesta política del presidente Adolfo López Mateos desde las conmemoraciones, el triunfo de la Revolución Cubana y la disidencia magisterial y ferrocarrilera. El 4 de noviembre de 1957 se terminaban la desazón y las angustias para los aspirantes o suspirantes, como se les señaló desde ese entonces, a los posibles precandidatos a la presidencia de la República. El demiurgo mayor, Adolfo Ruiz Cortines, presidente de México, daba a conocer el nombre del "tapado", denominación que se le dio al probable elegido para ser el próximo jefe del Ejecutivo. Para muchos especialistas, este fue el juego político empleado por Ruiz Cortines para ir desechando a los deseosos de ser favorecidos para tan alto cargo. Sin embargo, todo parece indicar que fue la empresa Tabacalera de México, quien buscaba un anuncio para impulsar la campaña publicitaria de la nueva marca de cigarros. Así, en el diario Excélsior Abel Quezada, quien se ocupaba de caricaturizar la política y a los políticos mexicanos, recibió el encargo de publicitar los nuevos cigarros, para lo cual usó el momento político e hizo una viñeta donde el lema fue: "El tapado fuma Elegantes". El personaje tenía cubierta la cabeza con un paño blanco, los ojos en negro que hacían contraste con lo blanco de la cabeza y el cuerpo portaba un traje, que podía ser el de cualquiera de los secretarios de estado que tenían la posibilidad de ser elegidos por Ruiz Cortines. Así, los probables aspirantes para ser precandidatos al cargo del Ejecutivo eran Gilberto Flores Muñoz, secretario de Agricultura y Fomento; el secretario de Gobernación, Angel Carbajal; el secretario de Hacienda, Antonio Carrillo Flores; el secretario del Trabajo y Previsión Social, Adolfo López Mateos; el secretario de Salubridad y Asistencia Pública, Ignacio Morones Prieto o el Jefe del Departamento del Distrito Federal, Ernesto Peralta Uruchurtu. De esta nómina, la opinión pública impulsaba la candidatura del secretario de Agricultura, quien era para un sector de los políticos del momento, el personaje que podría llevar a cabo un buen relevo en el gobierno de Ruiz Cortines. La prensa no daba una razón del por qué Gilberto Flores Muñoz era la persona indicada para ocupar la presidencia. Tal vez se pensaba en su pasado de oposición, y experiencia política, recordemos que fue parte del delahuertismo, del cedillismo, y había sido gobernador de Nayarit entre los años de 1945 y 1951. Sea como fuere, el caso es que el elegido para ser el precandidato por el Partido Revolucionario Institucional fue Adolfo López Mateos. Ahora bien, si en el plano político los asuntos estaban complejos, más difíciles estaban en la efervescencia social, la cual estaba generada desde el sexenio de Miguel Alemán Valdés, pues su proyecto modernizador había imprimido una fuerte contención en el salario de los trabajadores, además de esto, la devaluación de la moneda pasó de $4.85 pesos por dólar a $8.65. Aunado a lo anterior, se hablaba de la corrupción ocurrida en el sexenio de Alemán, lo cual le dio un toque distintivo a dicho periodo. Así, Ruiz Cortines inició un periodo en donde se buscó eliminar las presiones inflacionarias, encauzar el crédito, luchar contra los monopolios, proseguir con la Reforma Agraria, procurar el equilibrio entre la agricultura y la industria, y alcanzar un máximo en la distribución en la riqueza mexicana. Si Ruiz Cortines logró todo lo anterior, no es tema de este libro; lo importante es señalar que tuvo que devaluar nuevamente el peso, pasando de $8.65 pesos por dólar a $12.50. Lo cual provocó una andanada de declaraciones a huelga, que abarcaron de 1956 a 1958, para extenderse hasta los primeros dos años del siguiente sexenio. Lo anterior explicaría por qué Ruiz Cortines se inclinó por un integrante del gabinete que tenía menor carrera política en comparación a los otros. Adolfo López Mateos nació en 1910 y murió en 1969, fue integrante de la Generación de 1929, la cual apoyó a José Vasconcelos en su campaña para la presidencia de México. En esos tiempos, la oratoria era importante para quien quisiera incursionar en la política, era un reto participar en concursos organizados por el periódico El Universal, pues en dichos eventos, el concursante tenía que preparar un tema, pero luego, al orador le tocaba un tema y en éste se veía obligado a improvisar. Esto implicaba el conocimiento de varios temas, y exigía a los participantes de dichos eventos a tener un panorama más amplio de los sucesos políticos e históricos del país. La pérdida de la elección de Vasconcelos dio a los jóvenes que participaron en esa experiencia diferentes formas de integrarse a la política mexicana. De una u otra manera, la carrera de López Mateos se fue estructurando al desempeñar una serie de cargos en la administración pública, pero también al ser elegido como senador de la República durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés. Sin embargo y a pesar de desempañar este cargo político, no tenía, al menos eso parece, un grupo que lo apoyara o que estuviera detrás de él. En todo caso, las amistades que cultivó durante su gestión como senador por el Estado de México, personas coetáneas de él, como Gustavo Díaz Ordaz, Donato Miranda Fonseca por ejemplo, quienes compartieron la senaduría, uno por el estado de Puebla y el otro por el de Guerrero, respectivamente. Otros, como Benito Coquet, Jaime Torres Bodet, José Gorostiza y Antonio Ortiz Mena, además de ser coetáneos, participaron en la campaña vasconcelista; algunos otros trabajaron con José Vasconcelos cuando fue secretario de Educación Pública durante el cuatrienio de Alvaro Obregón. Me parece importante destacar aquí, que durante la campaña de Adolfo Ruiz Cortines había dos corrientes políticas importantes: la alemanista y la cardenista. La primera veía en el desarrollismo una forma para modernizar a México. La corriente cardenista apostaba más al regreso de los fundamentos de la Revolución Mexicana, esto es: el campo como el principal detonante de desarrollo, para los cardenistas, los trabajadores de la industria tenían que estar al frente de las principales empresas del Estado. Prueba de lo anterior, era la nacionalización de los ferrocarriles y del petróleo realizada por Lázaro Cárdenas en 1937 y 1938, respectivamente. Además de esto, el impulso a la formación de sindicatos y su ulterior agrupación en la Confederación de Trabajadores de México, que en sus primeros años fue dirigida y fundada por Vicente Lombardo Toledano. Contribuyendo con esto a reducir la violencia de los trabajadores por mejorar sus derechos laborales, pues la CTM daba la oportunidad de exponer sus demandas de una manera racional. Como comenté arriba, la política de contención salarial realizada durante la administración de Miguel Alemán Valdés dio como resultado la agitación, tanto en el sector campesino como del obrero. La inquietud social se prolongó durante el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines, y alcanzó los dos primeros años de la presidencia de Adolfo López Mateos, sin embargo, hubo factores externos que vinieron a complicar aún más la agitación social. Por un lado, el inicio de la Guerra Fría, en donde dos potencias buscaron alianzas estratégicas con distintos países. Estados Unidos consideraba que Latinoamérica era su aliada "natural" en contra de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, (URSS) quien buscaba entre los países del Medio Oriente, América Latina, Africa y Asia, equilibrar las fuerzas políticas. Por otro lado, la falta de capitales de inversión en la economía mexicana, obligó a las administraciones de Alemán y Ruiz Cortines a hacer uso de las reservas económicas, desatando con esto una inflación que, si bien no generó una salida de capitales, sí afectó el nivel de compra de la clase media y de los trabajadores en general. El 17 de noviembre de 1957, Adolfo López Mateos tomaba protesta como candidato a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional. El acto se llevó a cabo en el estadio de la Ciudad de los Deportes, en el cual, López Mateos señaló que era importante mantener la unidad nacional como parte de los principios libertarios de 1810 y de 1857. En cuanto a la Revolución Mexicana, López Mateos señaló que este movimiento armado, junto con el de Independencia y Reforma, si bien son perspectivas diferentes, tienen una misma estructura nacional: la libertad humana, la libertad política y la libertad económica(1). Pero no todo el camino de la campaña de López Mateos estaba lleno de multitudes partidistas o de simpatizantes. El 30 de septiembre de 1957, salió a la opinión pública un documento conocido como el "Manifiesto Cardenista" (2). Esta proclama retomaba al pie de la letra una parte del informe pronunciado por Adolfo Ruiz Cortines, el 1 de septiembre del mismo año. La parte que les interesaba resaltar de las palabras de Ruiz Cortines, a los firmantes del documento, eran: dentro de 10 meses habrá cambio en el Ejecutivo y en el Legislativo, abriéndose así un momento especial, en donde para los redactores del documento en cuestión, la Revolución Mexicana no había logrado, en el terreno político, los progresos obtenidos en otros aspectos de la vida nacional (3) ¿Qué significaba esto? Bueno, Ruiz Cortines había dicho que el gobierno aceptaba la parte de responsabilidad que le tocaba referente al pobre avance en el aspecto político del país, pero también señalaba el Ejecutivo, que era un deber impostergable de los mexicanos esforzarse por acelerar la evolución política de México. Con lo anterior, el grupo que apoyaba la declaración vio un momento de coyuntura política para hacer una propuesta en donde daban simplemente, según ellos, puntos de vista, pero que fueron tomados como una declaración política por otros segmentos de la población y como un llamado general a cuestionar el sistema político mexicano que, desde el gobierno de Manuel Avila Camacho hasta ese momento, habían alterado el camino de la Revolución Mexicana. El documento consta de dieciocho puntos. Los cuales analizan desde el papel de la mujer mexicana en la política, pasando por cuestiones tan importantes como el desarrollo económico, la defensa de los trabajadores, la Reforma Agraria, los problemas electorales, la independencia efectiva de los poderes que forman el Estado mexicano, el papel del gobierno y la falta de democracia participativa. La importancia de este documento es capital para poder entender el porqué de la efervescencia social que marcó los años de 1958 a 1960 en el México del siglo XX. No me detendré más que en dos puntos del Manifiesto Cárdenas, que me parecen fundamentales para poder comprender las demandas político-sociales de algunos actores políticos de ese entonces. Parto del punto uno, el cual expresa la Necesidad de un plan de gobierno. Lo anterior era una crítica a la ausencia de un proyecto en los dos últimos gobiernos, es decir, la carencia de un plan sexenal. Esto, a decir de los críticos, era la falla fundamental por lo cual el país no había tenido un buen desarrollo. El segundo punto importante en dicho documento, está relacionado con la democracia. Para los firmantes, la legislación electoral de 1957 no facilitaba ni propiciaba la participación eficaz, directa, libre y permanente del pueblo en el gobierno. Ante esto, pedían su reforma; además exigían el desarrollo de partidos políticos que representaran las distintas tendencias que se adviertían en el país. Otro señalamiento era la imperiosa necesidad de que el Partido Revolucionario Institucional se reestructurara, esto en camino a convertirse dicha asociación política, en una escuela de democracia; en donde se revisen los grandes problemas nacionales de México. Como el mismo manifiesto señala, este no era un programa o proyecto político, sino simplemente las inquietudes de ciudadanos que, al llamado del presidente Adolfo Ruiz Cortines, presentaban una serie de ideas, las cuales presentaban al pueblo mexicano. Sin embargo, para un sector importante de la población, el manifiesto fue un corpus ideológico que sirvió para cuestionar al sistema político mexicano de ese entonces. Así, vemos a los sindicatos de telegrafistas, telefonistas, petroleros, tranviarios, maestros, ferrocarrileros y estudiantes, primero en 1956, y luego de 1957 a 1960, enfrentando a las administraciones de Adolfo Ruiz Cotines, inicialmente y de Adolfo López Mateos, después. En el caso de los trabajadores, el enfrentamiento hacia ambos presidentes fue por razones laborales. Sin embargo, es muy probable que el Manifiesto Cárdenas influyera en el ánimo de algunos sindicatos para que, además de las demandas salariales, plantearan una agenda político-social. Los estudiantes también aprovecharon la coyuntura política, pues demandaban del gobierno que incrementara las becas para los alumnos de recién ingreso provenientes de los estados del país, así como el aumento en la plantilla de profesores. Otro segmento de estudiantes, protestó por el cambio en las normas para egresar, las cuales implicaban realizar un servicio social en la población que les tocara en suerte. En ambos casos, los estudiantes pasaron de pretensiones escolares a unirse al movimiento con planteamientos políticos. De los sindicatos señalados arriba, dos han quedado en la memoria mexicana como agrupaciones limpias, honestas y valientes por enfrentar el autoritarismo de Estado de los años señalados. Nos referimos a los maestros de la Sección IX, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; y al Sindicato de Trabajadores Ferrocarriles de la República Mexicana dirigido por Demetrio Vallejo. En ambos casos, los trabajadores iniciaron demandando incrementos salariales. El siguiente paso fue poner una agenda política, la cual, parece influida por el escrito en cuestión, publicado en los diarios de 1957. De esta manera, el inicio del sexenio de Adolfo López Mateos se vio convulsionado por la insurgencia magisterial, ferrocarrilera, estudiantil y poselectoral. Una de las primeras disposiciones de López Mateos fue pedir a Antonio Ortiz Mena, le preparara un proyecto económico con el cual solucionar el problema que enfrentaba el país, esto es, dar estabilidad entre salarios y precios. Esto llevó a Ortiz Mena a presentar al presidente, el Programa de Desarrollo Estabilizador, con el cual, durante dos sexenios, se logró una nivelación económica que no se había logrado antes ni después de los años de entre 1958 y 1970. Pero la insurgencia de los trabajadores desafió las leyes mexicanas al enfrentar al gobierno con marchas y demandas salariales que, a pesar de que éstas fueron cubiertas se logró alcanzar un entendimiento, al contrario, la crisis de los años de 1958 a 1960 se agudizó. A pesar de las condiciones político-sociales, el gobierno de López Mateos se dispuso a organizar las conmemoraciones patrias del año de 1960. Estas celebraban el Sesquicentenario del inicio de la Independencia de México y el Cincuentenario del inicio de la Revolución Mexicana. Para esto, la administración lopezmateísta, lanzó un programa para el 150 aniversario de la Independencia y un programa para el 50 aniversario de la Revolución Mexicana, también publicó un calendario cívico para que el público pudiera, además de rememorar fechas históricas, asistir a los actos en los sitios de la memoria señalados en dicho calendario (4). El 1 de mayo de 1960 salió al público la revista Política. Quince días de México y el mundo. Esta publicación, editada por el ingeniero agrónomo Manuel Marcué Pardiñas, surge en un momento de coyuntura muy especial. La línea editorial de dicha publicación era muy clara, seguía la ideología marxista-leninista. Política intentaba dar voz a los movimientos revolucionarios como el de Cuba, que se iba convirtiendo en el modelo de Revolución contemporánea para los jóvenes mexicanos. Asimismo, los colaboradores de esta revista, pusieron especial atención en señalar el papel democrático de la lucha ferrocarrilera y magisterial, así como criticar la política implementada por los gobiernos posteriores a Lázaro Cárdenas. De esta manera, las conmemoraciones de 1960 y el gobierno de López Mateos fueron fuertemente criticadas en dicha revista. Para esta publicación, lo que estaba ocurriendo en 1960, tenía una comparación ente las decisiones políticas del gobierno de López Mateos y el de Porfirio Díaz, para los colaboradores de Política, no existía diferencia alguna entre lo ocurrido en 1910 y 1960. Así, para los editorialistas de esta publicación, no podía haber festejos teniendo un gobierno que se decía revolucionario, pero, que, en la práctica, encarcelaba a los dirigentes sindicales por el simple hecho de defender sus derechos a elegir libremente a sus líderes. Las coincidencias entre lo publicado en Política y el Manifiesto Cardenista son de tomarse en consideración. Por último, quisiera destacar que este libro se deriva de una tesis de maestría, de la cual fue tutora principal la doctora Virginia Guedea, a quien agradezco su apoyo, sus consejos y su paciencia. De igual manera, mi agradecimiento a los integrantes del Programa Seminario de Investigación sobre Historia y Memoria Nacionales, quienes se tomaron la molestia de escuchar los preliminares del presente libro. Aprovecho el espacio para agradecer a Angélica Aguirre y Sergio Bauer quienes leyeron el texto y me hicieron señalamientos importantes. De igual manera mis agradecimientos a los doctores Alfredo Ávila y Silvestre Villegas. (1)"Protesta como candidato del PRI a la Presidencia de la República", en Adolfo López Mateos. El itinerario de la razón y la elocuencia: Discursos en Campaña (1957-1958), 2a ed., Estado de México, Instituto Mexicano de Cultura, 1994, vol. II, pp. 23-35. (2) Manifiesto Cardenista, 30 de septiembre de 1957. Disponible en: http://www. memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1957-MC.html. Consultado el 30 de septiembre de 2015. (3) En realidad, el Manifiesto Cardenista editó las palabras del informe presidencial, pues dicho documento señalaba lo siguiente: "Proscrito el caudillismo, e incorporado en definitiva a la conciencia pública el principio de no reelección, el consiguiente fortalecimiento de las instituciones republicanas -lejos de menoscabar la unidad de acción política y social- contribuye a renovar la vitalidad de la Revolución Mexicana y ayuda a mudar los métodos y procedimientos, poniéndolos en armonía con las cambiantes circunstancias de cada época. Al aludir, una vez más, a la Revolución Mexicana, no evoco tan sólo la etapa cruenta, ni los actos heroicos que el pueblo hubo de realizar para imponer su decisión de convertir a México en una patria nueva. Me refiero, especialmente, a la permanencia de su programa, que es ley de leyes en todo territorio nacional; porque, mientras subsista la injusticia, causa primordial de la intranquilidad de los espíritus, la Revolución Mexicana no habrá alcanzado todos sus fines.", en Informes Presidenciales: Adolfo Ruiz Cortines, México, Cámara de Diputados LX Legislatura, Servicio de Investigación y Análisis, Dirección de Referencia Especializada, 2006, p. 261. Consultado el martes 22 de diciembre de 2015. Disponible en: http://www.diputados.gob. mx/sedia/sia/re/RE-ISS-09-06-1 l.pdf. (4) Diario Oficial, lunes 5 de octubre de 1959, tomo CCXXXVI, núm. 29, p. 1. 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