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    [author] => Immanuel Kant / Leyva, Gustavo
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en el internacional y el cosmopolita– y ofrece penetrantes reflexiones
sobre la relación entre ambos y la moral. Kant analiza, por una
parte, las relaciones entre los ciudadanos de una comunidad jurídica
determinada, esto es, de un Estado en particular y, por otra, las relaciones
entre diversos Estados al interior de la comunidad jurídica y
política internacional. Además, examina las relaciones que mantienen
los individuos particulares con Estados de los cuales no son ciudadanos.
En el curso del análisis se tratan conceptos centrales para la
definición, la función y la estructura del Estado, su fundamentación
sobre el derecho, la noción de ciudadanía que de ella se desprende,
el derecho internacional y la concepción de un orden cosmopolita
basado en el principio de hospitalidad.
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Immanuel Kant
(1724-1804) es uno de los filósofos más influyentes en la historia de la filosofía occidental. Sus contribuciones a la metafísica, la epistemología, la ética y la estética han tenido un profundo impacto en casi todos los movimientos filosóficos que lo siguieron.
Leyva, Gustavo
Gustavo Leyva es doctor en filosofía por la Universidad de Tubinga y becario de la Fundación Alexander von Humboldt en el Seminario de Filosofía de la Universidad de Heidelberg. Actualmente se desempeña como profesor titular del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, y como presidente de la Junta Directiva de la Sociedad de Estudios Kantianos en Lengua Española (2018-2022).
    [free_reading] => Los escritos de Kant relacionados con la filosofía política, la filosofía del derecho y la historia fueron proyectados y publicados en una época caracterizada por profundas transformaciones sociales y políticas dentro y fuera de Europa. Puede decirse que ellos inician en forma expresa con la publicación de Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht' y abarcan hasta Die Metaphysik der Sitten, pasando por Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht für die Praxis, y Zum ewigen Frieden. Ein philosophischer Entwurf, para mencionar los que acaso sean los más representativos. La reflexión que Kant ofrece en ellos se localiza en un contexto histórico significativo.' En efecto, unos años antes había sido promulgada la declaración de independencia de las antiguas colonias de Inglaterra (1776) y las constituciones de Pennsylvania y Massachusetts habían dado lugar a una ola de revoluciones constitucionales que concluyó con la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica (1787); el año siguiente tuvo lugar en Europa la primera convocatoria a los Estados Generales en Francia. Posteriormente, la declaración de los diputados del Tercer Estado para la Asamblea Nacional en el mes de junio de 1789 significó una profunda transformación para la historia y conciencia europeas en el siglo xviii al poner en marcha una serie de derogaciones de privilegios tanto de la aristocracia corno del clero que desembocó en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano aprobada por la Asamblea Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789 dando lugar con ello a una ola de entusiasmo dentro y fuera de Europa. Así, ya en 1791, fuera del ámbito europeo, los esclavos de Haiti comenzaron a luchar por su emancipación remitiendo en forma expresa a la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano promulgada dos años antes en Francia. Al mismo tiempo, la onda expansiva producida por la Revolución francesa dio lugar también a movimientos de reacción en su contra. De este modo, la Declaración Pillnitz del 27 de agosto de 1791 firmada por Prusia y Austria, por ejemplo, no vacilaba en considerar la situación del rey francés y su defensa como un asunto de interés no solamente para Francia, sino para todos los reinos y Estados de Europa. El dilema que parecía plantearse en Europa era entonces o bien el de la tolerancia y, eventualmente, apoyo al movimiento que estaba teniendo lugar en Francia, o bien el de la restauración -incluso por medio de la guerra- del Estado previo a la revolución. Todo ello abrió un nuevo horizonte de conflictos políticos y aún militares en el ámbito europeo que terminó por convertir las cuestiones relacionadas con la Revolución francesa en asuntos que concernían ya no solamente a Francia en particular, sino al orden internacional europeo en su conjunto. De este modo, los problemas relacionados con la política y el derecho en el interior de una nación particular -en este caso, de Francia- llevaban a plantear a la vez cuestiones relativas a la política y al derecho en el plano internacional -inicialmente a escala europea y, tendencialmente, a escala global-. Entre los acontecimientos que concentraban la atención pública en este contexto se encontraban la firma del Tratado de Basilea (1795) para poner fin a las hostilidades precisamente entre Francia y Prusia, los debates de la época planteados por la división y desaparición de hecho de Polonia, el conflicto entre el orden republicano de la Francia revolucionaria y las autocracias reformistas europeas, el sistema británico de financiamiento de la guerra por medio de créditos, la práctica -habitual en Austria- de extender el poder y el territorio mediante alianzas matrimoniales y, por supuesto, las acciones del colonialismo europeo.
El Tratado de Basilea, particularmente, adquirió una significación especial porque parecía ir más allá de todos los tratados de paz que habían sido firmados hasta entonces en Europa. En efecto, en virtud de él, Prusia cesó la guerra en contra de la Revolución francesa y cedió provisionalmente sus posiciones en el margen del Rin a Francia. No debe olvidarse a este respecto que Francia y Prusia mantenían posiciones-opuestas en asuntos internacionales al igual que en cuestiones relativas a la constitución interna de cada país, por lo que el pacto de paz alcanzado entre ambos países podía ulteriormente ser considerado como una suerte de modelo para establecer pactos de paz futuros entre Estados con orientaciones políticas y jurídicas distintas e incluso contrapuestas. Francia en particular, en virtud de su constitución republicana, era considerada por muchos -entre ellos por el propio Kant- como un Estado que, en razón de su constitución interna, debía tender hacia la paz y fungir eventualmente corno una suerte de centro aglutinador de una federación futura que estuviera orientada por el propósito del mantenimiento de la paz a escala internacional. A favor de ello se consideraba su constitución, basada en la división de poderes, en la que una eventual declaración de guerra debía ser sometida a la voluntad del pueblo. Ello parecía oponer en lo sucesivo un fuerte dique democrático a toda tentativa por emprender una guerra que, de ese modo, no podía ser declarada solamente por el arbitrio de un gobernante autoritario, de un déspota o de un rey, como parecía haber sido el trazo característico de los Estados absolutistas. El Tratado de Basilea tiene, además, una significación específica, pues ofreció la motivación histórica concreta que condujo a Kant a la elaboración de Hacia la paz perpetua.
Varios de los problemas históricos anteriormente referidos aparecerán implícitamente tratados a lo largo del texto de Kant; sin embargo, es preciso señalar que el análisis de Kant no es en absoluto de carácter histórico-empírico, sino de carácter filosófico y se coloca en forma inequívoca en el ámbito de la filosofía política, la filosofía del derecho y la historia, remitiendo de ese modo a debates no solamente sobre la paz, sino también en torno al derecho en general, especialmente al derecho internacional. Estos problemas habían sido tratados en el marco del llamado "derecho de gentes (ius gentium)" por pensadores como Hugo Grocio, Samuel von Pufendorf, Gottfried Achenwall, Emer de Vattel y, en relación específicamente con el problema de la paz, por el abate de Saint-Pierre y Jean-Jacques Rousseau." Así, a pesar de lo que podría indicar inicialmente su título, Hacia la paz perpetua no se centra exclusivamente en el análisis de las condiciones requeridas para el mantenimiento de la paz tanto en el interior de los Estados particulares como en el plano internacional, sino que se ocupa también de problemas centrales del derecho y la política tanto el plano interno (nacional) como en el plano externo (internacional y cosmopolita) en el marco de reflexiones vinculadas a la filosofía de la historia, de la naturaleza e incluso de la religión. En efecto, en los tres artículos definitivos de Hacia la paz perpetua Kant trata las tres relaciones y planos fundamentales tanto de la política como del derecho, a saber:
1) El plano de las relaciones entre los ciudadanos en el interior de una comunidad jurídica particular, esto es, de Estados individuales (derecho del Estado);
2) Kant se ocupa también, en un segundo plano, de la relación entre los diversos Estados particulares en el interior de una comunidad jurídica y política supranacional, esto es, internacional (derecho de gentes o derecho internacional) y, finalmente,
3) Kant analiza igualmente la dimensión que comprende a la relación que mantienen los ciudadanos o individuos en particular con respecto a Estados particulares de los cuales ellos no son miembros (derecho cosmopolita).
De este modo, Kant traza los elementos fundamentales de una teoría del derecho público en los tres planos anteriormente mencionados (nacional, internacional y cosmopolita) y, al mismo tiempo, delinea un ideal de importancia fundamental en el plano de la política a nivel internacional que tiene que ver con la fundamentación filosófica del establecimiento, mantenimiento y ampliación de un orden jurídico internacional capaz de asegurar la paz a escala global. Además, integra en este análisis también el problema central de la relación entre la moral y el derecho, de un lado, y la política, del otro, insertando en él, como ya se ha dicho, reflexiones que conciernen a la filosofía de la historia, de la naturaleza y de la religión.
* * *
Puede decirse que el núcleo de Hacia la paz perpetua está constituido por un tratado o, quizá aún mejor, por un proyecto de un tratado de paz. Así, siguiendo la estructuración de los tratados de paz de la época, Kant divide su escrito en seis artículos preliminares, tres artículos definitivos con dos agregados, añadiendo, además, un anexo dividido en dos partes. La obra se compone así de la siguiente manera:
1. Seis artículos preliminares que establecen una serie de regulaciones así como un conjunto de disposiciones de carácter jurídico y político que deben ser implementadas para poder alcanzar la paz. Algunas de ellas son consideradas para ser realizadas de manera inmediata (y es en este sentido que Kant habla de leyes prohibitivas estrictas); otras son pensadas para o ser ejecutadas en un plazo más bien mediato (y es de este modo que Kant habla de leyes permisivas) evitando con ello caer en una política apresurada empeñada en realizar, sin la debida reflexión y en forma inmediata, una serie de mandatos y disposiciones ordenados por la razón y la moral.
2. Tres artículos definitivos en los que se ofrecen los elementos fundamentales de una reflexión de enorme relevancia y actualidad tanto para la filosofía política como para la filosofía del derecho, en las tres dimensiones ya referidas anteriormente, a saber: derecho del Estado, derecho de gentes y derecho cosmopolita. Podría decirse que estos artículos contienen el núcleo no solamente de la filosofía kantiana de la paz sino, al mismo tiempo, como ya se ha dicho, los elementos fundamentales de la filosofía política y del derecho de Kant al establecer las condiciones a priori de los principios del derecho en general y, de ese modo, del marco al que deben sujetarse las normas, instituciones y ordenamientos jurídicos en general, al igual que de una política cuyas directrices deben ser acordes con el derecho así comprendido y normadas por este último. Kant ofrece con ello los principios de una regulación jurídica de las relaciones entre los sujetos en el interior de comunidades progresivamente más amplias que se piensan en diversos planos, a saber: sea en el interior de un Estado en particular, sea en el interior de las relaciones entre diversos Estados o, finalmente, en el interior de un orden cosmopolita, que permita asegurar la libertad de los individuos y resolver, en forma pacífica y conforme a un principio fundamental que posee una pretensión de validez universal, los conflictos que eventualmente podrían surgir en cada uno de los planos anteriormente mencionados, es decir, entre los individuos en el interior de un Estado, entre los Estados y entre individuos y Estados de los que aquéllos no son miembros, en una suerte de avance progresivo -acaso nunca alcanzado-hacia la paz tanto a escala nacional como internacional.
Dos agregados: El primero de ellos lleva por título "De la garantía de la paz perpetua" y se propone ofrecer una vinculación sistemática de la filosofía del derecho y la filosofía política de Kant -y, de este modo, de su reflexión filosófica sobre las condiciones de posibilidad de la paz- con una filosofía de la naturaleza que comprende a esta última ya no de manera causal, sino de modo más bien teleológico. Esta vinculación entre la filosofía del derecho y la filosofía de la naturaleza permite a su vez establecer una conexión con las reflexiones de Kant en el ámbito de la filosofía de la historia -y las reflexiones que Kant desarrolla en este apartado pueden enlazarse con las que había expuesto algunos años antes en Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht (1784)- al igual que con la filosofía de la naturaleza presentada al inicio de la década de los noventa en la Kritik der Urteilskraft (1790), especialmente en la parte correspondiente a la Crítica de la facultad de juzgar teleológica.16 Así, en el marco de la articulación sistemática de su filosofía, Kant pasará a considerar la naturaleza como ofreciendo una "garantía [Gewühr, Garantie]" para la realización del fin final al que se dirigen también, en último análisis, las instituciones y los órdenes jurídicos y políticos -tanto en el plano nacional como en el internacional y en el cosmopolita- al igual que la acción de los seres humanos guiados por la razón.
El segundo de los agregados ("Artículo secreto para la paz perpetua") ofrece una reflexión sobre la relación de la filosofía, por un lado, y el poder político, por el otro, que se retornará en parte en el anexo en cuyos dos apartados Kant pasa a ocuparse del problema planteado por la división de tareas -y, a la vez, por la relación de competencia- entre el filósofo, por un lado, y el hombre de Estado, por el otro, esto es, entre la filosofía y la política. La propuesta de Kant es que la filosofía y la política práctica serán compatibles entre sí siempre y cuando se presuponga el predominio normativo de la filosofía -o, más específicamente, de la filosofía moral- sobre la política y la sujeción de esta última bajo los principios establecidos y fundamentados por aquélla. Así, allí donde este predominio normativo se mantenga, la política estará justamente subordinada a los principios de la moral y del derecho. Es así que Kant hablará de un "político moral", cuya labor se ajusta a los principios de la moral y del derecho, para comprender de ese modo a la política como una actividad práctica orientada por la realización de esos principios en el mundo. A él opondrá Kant -acaso inspirado en ello por las interpretaciones de la época en torno al maquiavelismo- el "moralista político" del que la filosofía de la política y del derecho buscan apartarse en forma decidida.
Finalmente, en el segundo de los apartados del anexo, Kant proporciona los elementos para una teoría filosófica de la "publicidad", del espacio público, al afirmar que toda pretensión planteada en el ámbito del derecho debe ser conforme a la "forma de la publicidad [Forro der Publiciteit]"," sin la cual no será posible caracterizar ninguna pretensión jurídica, ninguna norma o ley como siendo conforme a la "justicia [Gerechtigkeit]" ni al "derecho [Recht]". El concepto de "publicidad" aparecerá de nuevo en Der Streit der Fakulteiten (1798), cuando Kant se refiera a la Ilustración [Aufklárung] de los seres humanos y a la posibilidad de su engaño por parte del Estado, corno una instancia de crítica frente a éste.
* * *
Hacia la paz perpetua fue un gran éxito editorial incluso ya desde antes de su publicación. En efecto, Nicolovius, el editor de Kant, proyectó desde el inicio un tiraje doble de esta obra que se agotó antes de que concluyera el año de su publicación. La primera edición se agotó rápidamente y, antes de que apareciera una segunda edición, en el año de 1796, había ya una traducción parcial al francés realizada por Karl Friedrich Reinhard para Sieyés y, todavía en 1795, se publicó una edición francesa en Berna que por cierto no contó con la aprobación de Kant. A ellas seguirían una inglesa y otra danesa.' Después de la lectura de esta obra, algunos prominentes partidarios de la Revolución francesa considerarán a Kant como uno de los suyos. Hacia la paz perpetua ejerció así una gran influencia en los debates filosóficos y políticos dentro y fuera de Alemania cuya primera ola comprende el periodo que va desde su publicación en 1795 hasta 1807. Ello se expresa también en las reseñas y comentarios publicados tras su aparición. Entre ellos es posible encontrar tanto defensas más o menos enfáticas como críticas más o menos radicales. Dietze y Diet-ze han distinguido así tres posiciones fundamentales en el interior de esta primera ola de discusión, a saber: en primer lugar, la civil-republicana a la que pertenecen Kant y sus partidarios al igual que literatos como Wieland, Klopstock y Herder; en segundo lugar, una vertiente clerical-conservadora en la que se encuentra Gentz; finalmente, en tercer lugar, una democrático-jacobina dentro de la cual se podría mencionar a los jóvenes Schlegel, Gür-res y Fichte. Así, Fichte, en primera instancia un enfático defensor de las tesis de Kant, subraya en su reseña "Immanuel Kant, Zum ewigen Frieden. Ein philosophischer Entwurf" de 1796 que la realización de la paz perpetua es una exigencia de la razón. No obstante, al mismo tiempo, él cree necesario destacar en forma más enfática de lo que Kant hizo la dimensión democrática, republicana, del proyecto kantiano. En esta misma vertiente puede ser localizada la lectura de Schlegel quien, en su "Versuch über den Republikanismus. Veranlal durch die' Kantische Schrift zum ewigen Frieden" (1796), objeta si la remisión que Kant hace a "la gran artista naturaleza" corno "garantía [Gewtihr, Garantie]" para la realización del fin final y, por tanto, de la paz perpetua, no tendría que ser sustituida más bien por una prueba que mostrara qué y cómo el género humano avanza progresivamente hacia lo mejor, y así remitir para ello no más a una garantía externa, sino sólo a la dinámica inmanente a los propios procesos históricos y políticos: "Las leyes de la historia política y los principios de la formación política son los únicos datos [...] según los cuales se podrían ciertamente no predecir, pero tal vez sí predeterminar con seguridad teóricamente (aunque solamente de modo hipotético) la realidad efectiva futura de la misma [de la paz perpetua] e incluso el tipo de aproximación [a ala]" Entre las segundas, en cambio, podrían mencionarse las lecturas y señalamientos de Friedrich Gentz y Wilhelm von Humboldt quienes consideran la concepción kantiana de la paz como una utopía idealista que ignora la realidad política y las relaciones de poder existentes en la época. Más fuerte aun fue el juicio de Friedrich Wilhelm von Schütz para quien el proyecto kantiano de paz perpetua no era más que una "quimera [Hirngespinst]", una idea que no podía plantear en modo alguno una pretensión de realidad. Poco después, en su Filosofía del derecho, Hegel expresará una posición similar a la de Kant en lo que concierne a una comprensión de la historia bajo el prisma del despliegue y fortalecimiento de la libertad en el marco del derecho y al rechazo a la idea de un Estado mundial; no obstante, Hegel expresará a la vez dos reservas fundamentales frente a una propuesta como la kantiana: según él, ningún Estado se encuentra obligado a ingresar a una federación de la paz ni tampoco a renunciar a su decisión soberana sobre la guerra y la paz. A ello se agregará una comprensión de la guerra como un recurso que más bien fortalecería el orden jurídico interno en lugar de debilitarlo. Puede decirse que es en el marco de la tensión delineada por las vertientes anteriormente expuestas -que comprenden desde una defensa más o menos crítica hasta un abierto rechazo que la degrada a una utopía ciega ante la realidad histórico-política y por ello a un proyecto político por principio irrealizable- que se ha movido la interpretación y discusión en torno a este texto que, al igual que en el momento de su publicación, continúa ejerciendo aún hoy una poderosa fascinación sobre el lector contemporáneo para poder comprender, evaluar y criticar un mundo como el actual y así orientar nuestra acción política en un presente en el que la paz continúa siendo una exigencia de la razón en todos los órdenes de la convivencia humana.
Como ha sido habitual en las obras publicadas en la Biblioteca Immanuel Kant, esta edición de Hacia la paz perpetua es también una edición bilingüe alemán-español. A ella se han agregado, en primer lugar, algunas notas para posibilitar una mejor comprensión del texto. En segundo lugar, se ha añadido también una tabla de correspondencias de traducción de términos en la que se enlistan conceptos fundamentales con sus respectivas traducciones a las ediciones canónicas en francés e inglés a fin de que el lector pueda comprender en forma más precisa el significado de términos centrales en esta obra y, en general, en la filosofía de Kant, con la posibilidad incluso de que proceda a comparar los términos ofrecidos por esta traducción con los que han sido empleados en las dos lenguas anteriormente mencionadas. A continuación, en tercer lugar, integramos una bibliografía sobre esta obra y sobre aspectos centrales que en ella se tratan que busca ser lo más actualizada y completa posible. Posteriormente, ofrecemos al lector una cronología de la vida, la obra y la época de Immanuel Kant, con la que se busca localizar esta obra en el interior de la vida, obra y filosofía de Kant así como en el horizonte histórico en el interior de los cuales ella se inscribe y al cual en ocasiones busca ofrecer una respuesta en el orden de la filosofía. Finalmente, concluimos con un índice temático y un índice onomástico que suministran al lector un manejo más fácil de ternas centrales de la obra, de sus preguntas y conceptos fundamentales, así como de la forma en que ellos se inscriben en la argumentación y filosofía kantianas. Con todo ello se busca ofrecer una contribución sustancial -y en este punto retomamos la distinción establecida por Norbert Hinske- tanto a la filología y a la investigación kantianas, como al kantismo, estableciendo y fijando el texto original kantiano en lengua española, esclareciendo preguntas en torno a la biografía, el desarrollo intelectual, el comentario a los textos, la historia de las fuentes y los conceptos nodales del pensamiento kantiano, comprendiendo a éste, al mismo tiempo, como una propuesta filosófica sistemática que posee una innegable relevancia también para el debate contemporáneo en torno a preguntas centrales tanto de la filosofía teórica como de la filosofía práctica, al igual que de la estética, la filosofía de la historia y la de la religión.
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