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Es licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Maestro en Ciencias Económicas por la Universidad de Chile y Doctor en Economía con mención honorífica por la DEP-FE, UNAM. Profesor del Posgrado de la Facultad de Economía desde el 1 de enero de 1975. Ha impartido los cursos de Microeconomía, Macroeconomía, Desarrollo Económico y Política Económica. Dentro de la misma Facultad, fue director de la revista Investigación Económica; de noviembre de 2011 a febrero de 2014 se desempeñó como el jefe de la División de Estudios de Posgrado y de agosto de 2013 a agosto de 2016 fue coordinador del Programa de Posgrado en Economía de la UNAM.
[toc] => Introducción
Ha tenido estadías de investigación en las Universidades de Berkeley, California; de Campinas, Brasil; en Cambridge, Inglaterra; en UMKC, E.U. Así como en el Instituto Levy de Bard College en E.U. Ha realizado divulgación de la ciencia económica, impulsado el proceso de formación de recursos humanos y dirigido proyectos de investigación. Ha impartido cursos cortos y conferencias en el Centro de Estudios Superiores Navales de la Armada de México, así como más de 400 conferencias en la República Mexicana, Estados Unidos, países de América Latina y Europa. Autor de diversos libros sobre la economía mexicana, de la economía de Estados Unidos y de la Unión Monetaria Europea y de publicaciones internas para la docencia. Es miembro del Consejo Editorial (Managing Board of Editors) del Journal of Post Keynesian Economics.
Premio Anual de Economía Banamex (por su tesis de licenciatura, 1974), Premio Anual de Investigación Económica Maestro Jesús Silva Herzog (1985) y Premio Universidad Nacional de Investigación en el área de Ciencias Económicas y Administrativas (1994).
Capítulo 1
La política macroeconómica de estabilidad y la desigualdad del ingreso
A. No hay política económica para el crecimiento y el empleo
1. La política económica, objetivos de estabilidad y sector financiero
2. La política fiscal relega los objetivos de crecimiento y empleo
3. No hay manejo de política fiscal contra-cíclica
4. La austeridad fiscal y la desigualdad del ingreso actúan a favor de la financiarización
B. Políticas predominantes y acentuación de la desigualdad del ingreso
1. Consecuencias de la liberalización económica y la política macroeconómica
2. La política macroeconómica de estabilidad sustentada en entrada de capitales
3. Entrada de capitales, privatización y desigualdad de la riqueza
4. Inestabilidad en torno al comportamiento de la entrada de divisas
C. El desencanto de la estrategia de crecimiento hacia fuera
1. Expectativas fallidas en torno a la apertura comercial
2. Las exportaciones no han sido motor de crecimiento
D. Distribución del ingreso a favor del gran capital
1. El control de la tecnología y del financiamiento por el gran capital
2. La creciente financiarización de las economías y la mayor desigualdad del ingreso
3. El crecimiento de las ganancias explicado por lo financiero
Bibliografía
Capítulo 2
Subempleo, bajos salarios, desigualdad del ingreso y lento crecimiento
A. Los problemas laborales acentuados por la política predominante
1. Desempleo, subempleo y bajos salarios
2. Desarrollo tecnológico, desempleo y desigualdad del ingreso
3. Crecimiento, competitividad y reforma laboral
4. Alto desempleo, subempleo y crecimiento potencia
B. ¿La desigualdad del ingreso acentúa el bajo crecimiento?
1. Desigualdad del ingreso y crecimiento
2. La desigualdad se da en contextos de crecimiento y de bajo crecimiento
C. La política económica no ha contemplado el objetivo de distribución del ingreso
1. No ha habido estrategia de crecimiento de largo plazo, ni de redistribución del ingreso
2. Democracia, políticas predominantes y desigualdad del ingreso
3. La dificultad de superar los problemas que enfrenta la economía nacional
Bibliografía
Capítulo 3
Problemas de deuda, de insolvencia y desigualdad del ingreso
A. Política económica, problemas de endeudamiento e insolvencia
1. Las políticas macroeconómicas de estabilidad y los problemas de insolvencia
2. La caída de márgenes de ganancia acentúa la insolvencia y el bajo crecimiento
3. Deuda, problemas de insolvencia y falta de efectos multiplicadores del gasto interno
4. Condiciones eudógenas y exógenas para generar condiciones de pago y de crecimiento
B. Finanzas públicas, deuda y bajo crecimiento
1. Las presiones sobre las finanzas públicas y la deuda
2. Deuda pública y convertibilidad de la moneda a un tipo de cambio estable
3. Los efectos de la carga del servicio de la deuda, dependen de su nominación
C. Desigualdad del ingreso, deuda e insolvencia
1. Los problemas de deuda y la mayor desigualdad del ingreso
2. Bajos salarios, consumo, créditos, insolvencia e inestabilidad bancaria
3. La crisis financiera resultado de problemas productivos y de la desigualdad del ingreso
Bibliografía
Capítulo 4
La problemática económica actual: causas y perspectivas
A. Los límites de la flexibilidad de la política monetaria
1. Flexibilidad de la política monetaria en los países desarrollados
2. ¿Por qué se flexibiliza la política monetaria y no la política fiscal?
3. Inyección de liquidez a los mercados financieros y recuperación sostenida -
4. Inyección de liquidez, tasa de interés e impacto inflacionario
5. Manipulación del tipo de cambio
B. El cese de la inyección de liquidez por parte de la reserva federal
1. Política monetaria de Estados Unidos y su incidencia en las economías latinoamericanas
2. Política monetaria en Estados Unidos y repercusión en la economía nacional
3. Tasa de interés en Estados Unidos y dinámica mundial
C. Los problemas externos evidencian la fragilidad de la economía nacional
1. Economía nacional, precio del petróleo y la menor entrada de divisas
2. ¿Puede la caída internacional del precio del petróleo reactivar la economía mundial?
3. La devaluación del peso y su impacto en la economía
D. Respuesta defensiva y recesiva del gobierno ante los shock externos
1. Acciones del gobierno para frenar las presiones sobre el tipo de cambio
2. Austeridad fiscal en defensa de la estabilidad cambiaria
3. Perspectivas del alza de la tasa de interés en México
4. Las presiones sobre el tipo de cambio
5. La economía no está protegida frente a los shocks externos
E. Fragilidad y vulnerabilidad como resultado de la globalización
1. Las economías emergentes y acontecer de la economía de los países desarrollados
2. La vulnerabilidad y fragilidad de la economía se incrementa con la menor entrada de divisas
3. No hay recuperación económica sostenida en la mayoría de los países después de la crisis 2008-2009
4. A pesar de la crisis de 2008-2009 y la no superación de los problemas, no hay cambio de la política que los origina
5. El bajo crecimiento de la economía mundial
6. No hay motor de crecimiento de la economía mundial
F. La economía nacional no tiene perspectiva de crecimiento
1. No hay perspectivas de que el país crezca hacia fuera
2. No hay motor de crecimiento para la economía nacional
3. No hay perspectivas de crecimiento
4. ¿Cuál será el futuro de la economía nacional con sus reformas estructurales?
Bibliografía
Capítulo 5
Propuestas para encarar la desigualdad del ingreso y la riqueza
A. El simple crecimiento y las políticas sociales no resuelven la desigualdad del ingreso
1. Políticas sociales y distribución del ingreso
2. Desigualad del ingreso y políticas encaminadas a impulsar el crecimiento
3. Los problemas de miseria y desigualdad del ingreso son estructurales
4. Problemas que obstaculizan la distribución del ingreso
B. Políticas para encarar la desigualdad el ingreso y para el crecimiento
1. Distribución del ingreso y manejo soberano de la política económica
2. De la financiarización de la economía, a la asignación del dinero a favor de la redistribución del ingreso
3. Se requiere de más Estado y no menos Estado
4. Se requiere un gobierno responsable a favor de reducir la desigualdad del ingreso
5. No se puede seguir esperando crecer hacia fuera
6. Necesidad de crecer en torno al mercado interno
7. Crisis, controlar la moneda y redistribución del ingreso
8. Se requiere trabajar con tipo de cambio flexible para tener política contra-cíclica
9. Gasto público y finanzas de los sectores privado y público
10. Gasto público, inflación, la tasa de interés y deuda
11. Gasto público, capacidad ociosa y presiones inflacionarias
12. El crecimiento económico e inflación
13. El déficit público y la mayor deuda no originan efecto de exclusión
14. Políticas para encarar la desigualdad del ingreso
15. El gasto público deficitario, creación de empleo, distribución del ingreso y el crecimiento
16. El sector productivo y opciones de inversión para generar empleo
17. El desarrollo industrial y la relativa mejor distribución del ingreso
18. Replantear la inserción de la economía en el contexto internacional
C. La distribución del ingreso como motor de crecimiento
1. Redistribución del ingreso, crecimiento y demanda
2. El aumento de salarios no frena el empleo, ni el crecimiento
3. El empleo, redistribución del ingreso y crecimiento
O. La regulación del sector financiero y un sistema tributario para la redistribución
1. Regular al sector financiero para apuntalar el crecimiento y la redistribución del ingreso
2. El carácter que deben tener los impuestos
Bibliografía [free_reading] => El presente libro analiza cómo la política económica predominante ha relegado los objetivos de crecimiento económico endógeno, de generación de empleos bien remunerados y de distribución del ingreso; que nos ha llevado a depender del comportamiento de las variables externas (exportaciones y entrada de capitales), que nos coloca en un contexto de alta fragilidad y vulnerabilidad para atraer capitales y nos limita en mantener las condiciones de estabilidad macroeconómica y en favorecer nuestra inserción en el proceso de globalización, a pesar de que se han instrumentado reformas estructurales de privatización y extranjerización, pero a costa de reducir más el tamaño y participación del gobierno en la economía, lo cual acentúa más la desigualdad y la concentración de la riqueza. El primer capítulo, analiza cómo la política se subordina a los objetivos de estabilidad monetariá-cambiaria deseados por el sector financiero, por lo que ha sacrificado la atención al desarrollo de los sectores productivos y del empleo. Se ha optado por políticas monetaria y fiscal restrictivas, como por la apreciación cambiaria y la liberalización económica, para bajar la inflación, lo cual acentúa el detrimento de la actividad productiva, el empleo y los salarios. Por más que se ha procedido a la apertura comercial para impulsar la competencia y así abrir mayores mercados a la producción nacional, ha resultado todo lo contrario. Las importaciones han crecido más que las exportaciones y ello trae consigo la destrucción de la capacidad productiva y del empleo. La estrategia de crecimiento hacia fuera no ha sido lo exitosa que se esperaba, dados los altos componentes importados de las exportaciones que impiden efectos multiplicadores internos de la dinámica de las exportaciones. Ante la falta de competitividad, tanto por la baja productividad -como por el tipo de cambio apreciado que venía predominando-, se ha recurrido a la reducción de salarios; lo que ha acentuado la desigualdad del ingreso y la contracción del crecimiento del mercado interno. La liberalización económica y la política macroeconómica de estabilidad que le ha acompañado, han atentado sobre las condiciones internas de acumulación y crecimiento, y sobre la generación de empleos bien remunerados. La economía no cuenta con condiciones productivas para bajar la inflación, sino que ha descansado en la contracción de salarios y del gasto público, así como en la entrada de capitales para abaratar el dólar y el precio de los productos importados. La política macroeconómica de estabilidad ha actuado a favor de la financiarización de la economía y ha incrementado la dependencia de la entrada de capitales, dadas las presiones sobre el sector externo. Se ha promovido la entrada de capitales para encarar dicho déficit y mantener la estabilidad cambiaria a través de altas tasas de interés, de la disciplina fiscal y la privatización de empresas públicas. Ello incide en el detrimento de las condiciones endógenas de acumulación, crecimiento y en la distribución del ingreso. Al depender de la entrada de capitales, la política económica no puede flexibilizarse ni actuar en forma contra-cíclica a favor del crecimiento, ante el temor de que surjan presiones inflacionarias y devaluatorias que puedan afectar la valorización del sector financiero; de tal forma que se relegará más el crecimiento productivo y el empleo y se acentuará la financiarización de la economía, con la consecuente mayor desigualdad del ingreso, que retroalimentará el diferencial de crecimiento entre tales sectores. No ha pasado por la mente de los tomadores de decisiones del país en las últimas décadas, instrumentar políticas a favor de impulsar condiciones de crecimiento sostenido de largo plazo y de distribución del ingreso, pues han predominado políticas a favor de la estabilidad del tipo de cambio y reducción de la inflación; que han ocasionado cambios estructurales y productivos que afectan el crecimiento de largo plazo de la economía y nos alejan de la instrumentación de políticas a favor de la distribución del ingreso. El segundo capítulo analiza cómo los problemas de subempleo y de bajos salarios son consecuencia de la política económica predominante y cómo ello configura un círculo vicioso de desigualdad del ingreso y bajo crecimiento económico. El gobierno aprovecha las altas tasas de subempleo, de economía informal y debilidad del movimiento obrero, para instrumentar la reforma laboral encaminada a reducir las prestaciones laborales y el costo laboral para, supuestamente, favorecer el empleo formal y juvenil, como la competitividad. Creen que los obstáculos al crecimiento del empleo y de la economía se derivan de los altos salarios, sin considerar que éstos tienen décadas disminuyendo, y sin ajustarse al crecimiento de los precios de la canasta básica, ni mucho menos al de la productividad. El bajo crecimiento, el desempleo y alto subempleo, atentan, a su vez, sobre el crecimiento potencial de la economía. Al persistir por muchos años la subutilización de la capacidad productiva, como de la mano de obra y el bajo crecimiento de la inversión, se atenta sobre la capacidad productiva, y el crecimiento potencial de la economía, que ha pasado a estar en 2.4% promedio anual en los últimos 33 años, con tendencia a seguir a la baja. A diferencia del postulado teórico convencional de que la desigualdad del ingreso impulsa el crecimiento, debido al mayor ahorro de los sectores de altos ingresos, lo que acontece es todo lo contrario. La mayor desigualdad del ingreso contrae la demanda y así, la producción y la generación de empleo; por lo que caemos en un círculo vicioso de bajos salarios, baja demanda y bajo crecimiento. Las mayores ganancias se canalizan, no a la inversión productiva, sino a la esfera financiera-especulativa, así como a la adquisición de activos estratégicos de la economía, y se acentúa la desigualdad del ingreso y la riqueza. Ésta siempre ha estado presente en nuestro país, pero se ha agudizado con las políticas predominantes desde la década de los arios ochenta del siglo pasado, donde se ha perdido el manejo soberano de la política económica; lo que ha conducido a reducir el tamaño del gobierno en la economía, a tener menos industria> menos agricultura, menos economía formal, así como menos crecimiento económico, mayor privatización y mayor extranjerización. No ha habido democracia en la toma de decisiones. Las políticas responden a los intereses de los dueños del dinero, no de las grandes mayorías del país, por lo que han seguido agudizándose los problemas de economía informal, de subempleo, de bajos salarios y la desigualdad del ingreso. Cada vez resulta más difícil revertir tal situación, dado el mayor poder que el gran capital ha adquirido, como por la debilidad del gobierno y su sumisión a los intereses del sector hegemónico y a la incapacidad política de los sectores afectados para revertir la política predominante. Además, los rezagos productivos existentes y la falta de manejo soberano de la política económica para encararlos, impide mejorar los niveles de empleo y de bienestar de la población. En el tercer capítulo se analizan los problemas de deuda e insolvencia, derivados de la política económica predominante y de desigualdad del ingreso que ésta configura. Los problemas de competitividad, de contracción de mercado, de altos componentes importados de la demanda, de menores ingresos de empresas productivas y de familias; se traducen en mayores niveles de endeudamiento. Es decir, pasan a depender de la disponibilidad crediticia, lo que se traduce en transferencia de recursos a favor del sector bancario y se acentúan las diferencias de crecimiento entre el sector productivo y el sector bancario, lo que frena más el crecimiento, .la generación de empleo y se agravan los problemas de insolvencia y desigualdad del ingreso. La liberalización económica y las políticas macroeconómicas de estabilidad -al afectar las condiciones de acumulación-, no sólo conducen a altos niveles de endeudamiento, sino que tampoco generan capacidad de pago de la deuda, lo que obliga a los deudores a pagar con activos, y con ello mayor descapitalización de los sectores endeudados, como una mayor centralización del capital por parte de los acreedores, y mayor una desigualdad del ingreso y de la riqueza. En el caso de las finanzas públicas, por más política de austeridad encaminada a reducir el déficit y el monto de la deuda pública, ello no se logra, fundamentalmente por el menor crecimiento económico que genera dicha política, pues mantiene baja captación tributaria y la presión sobre las finanzas públicas y sobre la deuda. Al priorizarse la reducción de la inflación y la convertibilidad de la moneda a un tipo de cambio fijo o semifijo, se tiene que priorizar políticas de austeridad fiscal, que frenan el crecimiento, lo que recrea los problemas de sobreendeudamiento, tanto del sector privado, como del sector público. El gobierno no puede monetizar el pago de la deuda, debido a que comprometería los objetivos de inflación y la estabilidad del tipo de cambio; a los cuales se ha comprometido, por lo que la carga creciente del servicio de la deuda, reduce su capacidad de gasto y su participación en la actividad económica, lo que además de frenar el crecimiento de la economía, desatiende las demandas de bienestar de la población y acentúa la desigualdad del ingreso. Mientras siga la política económica predominante, continuarán los problemas de bajos ingresos de empresas e individuos y del gobierno, como sus problemas para encarar el pago de sus deudas, lo que se traduce en menor consumo, menor inversión, menor gasto e inversión pública; que reproduce el menor crecimiento, así como la desigualdad del ingreso y los problemas de deuda e insolvencia que tienden a desestabilizar de nuevo al sistema bancario. El cuarto capítulo analiza la problemática económica nacional e internacional actual, sus causas y las perspectivas. Cabe recordar que la inyección de liquidez instrumentada por la Reserva Federal en Estados Unidos a raíz a de crisis de 2008-2009, permitió que los mercados financieros recuperaran el valor de los activos que ahí cotizan, pero dicha liquidez no fluyó al sector productivo, ni a la generación de empleos, por lo que no ha logrado superar los problemas que conllevaron a dicha crisis y tampoco se ha logrado retomar una dinámica económica sostenida. Prosigue el proceso de financiarización de las economías, las desigualdades sectoriales, como del ingreso, que se traducen en bajas tasas de crecimiento en unos países y estancamiento en otros. Ello ha sido así, debido a que en el caso de Estados Unidos, rápidamente se dejó de lado la política de estímulo fiscal que estuvo presente en 2009 y que puso un límite a la caída de la actividad económica. Se dejó de lado la flexibilidad de la política fiscal pensando que la economía podría continuar su crecimiento sin su ayuda. A su vez, en el caso de los países de la euro zona predominan políticas de austeridad fiscal a raíz de la crisis, debido a los altos problemas de endeudamiento e insolvencia que enfrentan, lo que ha generado recesión económica y deflación en varios de ellos. Ante los problemas de crecimiento, países como Japón (a fines de 2014), la zona euro (a inicios de 2015), China (agosto y septiembre de 2015), entre otros; han recurrido a la inyección de liquidez a los mercados y a la manipulación del tipo de cambio para mejorar la competitividad y así crecer hacia fuera y protegerse frente a importaciones. La Reserva Federal estadounidense decidió en 2014 suspender la inyección de liquidez a los mercados financieros y anunció que procedería a aumentar la tasa de interés para 2015. Ello ha provocado que el capital que había salido de Estados Unidos en la búsqueda de mejores rendimientos cuando se inyectó la liquidez y se bajó la tasa de interés, ahora con dicho anuncio el capital está regresando al país y propicia la devaluación de las monedas de los países que antes habían visto apreciada sus monedas por la entrada de capitales y que ahora salen. Por otro lado, el regreso de capitales a aquel país ha apreciado el dólar. Pero en el caso de México y en otros países de América Latina, ello ha ido a la par con la caída del precio internacional de las materias primas que se exportan y ha afectado al sector externo, a las finanzas del sector público y del privado; con lo cual frenan la actividad económica y la devaluación de sus monedas. La desaceleración de la economía mundial, el eventual aumento de la tasa de interés en Estados Unidos, la caída internacional de los precios de las materias primas; afectan seriamente a diversas economías latinoamericanas y mexicana, y se evidencia su alta dependencia y fragilidad respecto al comportamiento de las variables externas, como su incapacidad interna (productiva y falta de manejo de política contra-cíclica) para hacer frente a los shock externos. De aumentar la tasa de interés en Estados Unidos, se acentuará la desaceleración de la economía mundial y la vulnerabilidad de los mercados financieros y cambiarios. La caída internacional del precio del petróleo y las presiones sobre el tipo de cambio, afectan las finanzas públicas, como el sector externo en nuestro país. Las presiones sobre el déficit de comercio exterior, demandan mayor entrada de capitales para su financiamiento. La eventual alza de la tasa de interés estadounidense, promueve la salida de capitales del país y frena su entrada, lo que presiona sobre el tipo de cambio. La devaluación del peso aumenta la carga de la deuda externa en términos de pesos y por lo tanto, el déficit fiscal, lo que no es contrarrestado por el efecto positivo de los mayores pesos que se reciben de las exportaciones petroleras, dado la caída del monto y del valor de éstas en término de dólares; lo cual genera un clima de incertidumbre que promueve salida de capitales y frena la entrada de éstos, lo que complica el financiamiento del déficit de cuenta corriente de balanza de pagos, reduce las reservas internacionales y presiona más sobre el tipo de cambio. Frente a los problemas que se presentan en las finanzas públicas, en el sector externo y el tipo de cambio, el gobierno responde con contracción del gasto público. El banco central ha señalado que podría aumentar la tasa de interés para frenar la salida de capitales y la devaluación de la moneda, también ha inyectado dólares de las reservas internacionales al mercado de divisas para satisfacer las demandas especulativas por dólares y frenar el alza del dólar. Primero subastaba 52 millones de dólares diarios, después pasó a inyectar 200 millones diarios, si la paridad aumentaba más de 1%, y a fines de septiembre de 2015 ha pasado a inyectar 400 millones de dólares diarios sin lograr frenar la devaluación de la moneda nacional. No será restringiendo la actividad económica como se evitarán las presiones sobre el tipo de cambio, debido a que éstas no son derivadas de la mayor dinámica económica, sino de problemas estructurales que están detrás del déficit de cuenta corriente de balanza de pagos, como de la actuación negativa de las variables externas (precio internacional del petróleo, exportaciones, flujos de capitales), por lo que no se justifica el recorte del gasto público, ni el eventual aumento de la tasa de interés interna, ni las inyecciones de dólares al mercado de divisas por parte del banco central. Las reservas internacionales y la línea de crédito de 72 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), no representan blindaje de la economía nacional frente a los shocks externos, pues tales recursos se tienen que pagar. Tampoco lo representan las variables macroeconómicas y las reformas estructurales. Las variables macroeconómicas se han fragilizado con la caída internacional del precio del petróleo, como de las exportaciones y de la menor entrada de capitales, lo cual evidencia que no tienen sustento interno alguno. En vez de que el gobierno aproveche la nueva paridad cambiaria e instrumente una política industrial, agrícola y crediticia a favor de la sustitución de importaciones, para así dinamizar la economía y reducir las presiones sobre el sector externo y los requerimientos de entrada de capitales, instrumenta una política monetaria y fiscal restrictiva para evitar mayores presiones sobre el tipo de cambio, lo que contraerá la esfera productiva, por lo que se tendrá menos capacidad para encarar los shock externos. La problemática económica mundial seguirá. No se avizoran expectativas de crecimiento sostenido en Estados Unidos, mucho menos en Europa, Japón, o China; lo que evidencia que la crisis de 2008-2009 no ha sido superada, debido a que se aplica la misma política económica que la generó. No hay cambio de la política, debido a que los sectores favorecidos no lo permiten, ya que gracias a ella se están apropiando de los sectores estratégicos a nivel mundial y aumentan cada vez más su poder económico y político. La economía nacional no tiene perspectiva alguna de crecimiento, ni hacia el mercado interno, ni hacia el mercado externo, a pesar de sus reformas estructurales, las cuales sólo suponen cambios patrimoniales y no representan incrementos en la capacidad productiva, pues vienen a incrementar los niveles de desigualdad de la riqueza en el país. El último capítulo plantea propuestas para encarar la desigualdad del ingreso y la riqueza en el país. Se señala que el simple crecimiento económico y las políticas sociales por sí solas no reducen la pobreza, ni mejoran la desigualdad del ingreso, ya que son problemas estructurales los que están detrás de la desigualdad del ingreso, que se han agudizado con las políticas de libre mercado predominantes. Los dueños del dinero determinan la política económica a su favor y los sectores excluidos no tienen la fuerza suficiente para revertir dicha política. Se plantea que el gobierno debe responder a las demandas de las grandes mayorías y no seguir actuando a favor del sector financiero y del gran capital como hasta ahora. Un gobierno comprometido con los intereses de las grandes mayorías y con la distribución del ingreso, debe tener manejo soberano de la política económica, para lo cual debe tener el control del dinero, a favor del empleo, la producción y de la dinámica sostenida. Se requiere de más Estado y no menos Estado, que sea responsable para reducir la desigualdad del ingreso. En el contexto de desaceleración de la economía mundial, no se puede seguir insistiendo en el crecimiento hacia el mercado externo. La política debe volcarse hacia el impulso del mercado interno, lo que requiere de flexibilidad de la política monetaria, cambiaria y fiscal; para incrementar el gasto público a favor del empleo y del desarrollo tecnológico. Deben incrementarse los salarios y viabilizar una política industrial y agrícola, así como la regulación de los sectores financiero y externo, para evitar prácticas especulativas y filtraciones de demanda y de recursos al exterior que comprometan el desarrollo nacional. El incremento del gasto público no necesariamente es inflacionario, ni aumenta la tasa de interés, ni las presiones sobre el sector externo, ni aumenta la relación de endeudamiento si aprovecha la capacidad ociosa y encara rezagos productivos e impulsa la sustitución de importaciones. En todo caso, el crecimiento con cierta inflación es mejor que baja inflación sin crecimiento económico. El gasto público deficitario y la creación de empleo son cruciales para la distribución del ingreso y para retomar el crecimiento. Se tiene que fortalecer las condiciones endógenas de acumulación y crecimiento y replantear la inserción de la economía en el contexto internacional a fin de frenar prácticas especulativas, como los impactos negativos sobre nuestra economía derivados de los shocks externos. Se plantea a la distribución del ingreso como motor de crecimiento de la economía nacional. La redistribución del ingreso, más que frenar el crecimiento, lo impulsa, dada la mayor demanda que se genera. Para ello es crucial potenciar al sector productivo y regular al sector financiero para apuntalar el crecimiento y la redistribución del ingreso. La presente investigación se inscribe en el Proyecto PAPIIT 1N3042.15 titulado Estancamiento y Desigualdad: Procesos que se Retroalimentan (1990-2014), apoyado por la Dirección General de Apoyo al Personal Académico de la UNAM. Agradezco la colaboración de Daniela García Pureco, Daniel Pérez, German Vargas, Gonzalo Ortega y Jesús Sánchez, por la elaboración de cuadros y gráficas que aparecen en los diversos capítulos del libro. 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